viernes, 19 de junio de 2015

La Tierra por dentro

Vemos sólo la superficie de la Tierra:
los continentes, los mares y los océanos.
Sin embargo, si cortáramos
la Tierra por la mitad,
veríamos que está compuesta por diferentes capas:
su núcleo, una capa llamada manto y la corteza.









El núcleo tiene 2 capas:
la exterior y la interior. Está
compuesto en gran parte de hierro con un cierto porcentaje de níquel y otros minerales en muy poca cantidad. 






El núcleo interior es probablemente sólido, mientras que el núcleo exterior está compuesto de material derretido.
Sobre el núcleo
exterior se halla el manto,
compuesto en su mayor
parte de rocas ricas en silicio,
magnesio y hierro.
La región superior del manto es sólida, pero en su parte
más profunda, los minerales están derretidos.
El núcleo y el manto constituyen la mayor parte de la masa del planeta.



La corteza es la parte
exterior del planeta.





Las rocas de la corteza están compuestas de silicio, aluminio, hierro, calcio y otros elementos en menor cantidad.
La corteza y la parte
superior del manto forman el área rígida de la Tierra, llamada litosfera, que quiere decir “esfera de piedra”.



La litosfera está dividida en placas que constituyen la base de los océanos; sobre ellas, como si fueran balsas, están asentados los continentes y los fondos de los océanos.

Donde las placas de la
litosfera chocaron debido
a los movimientos del manto de la
Tierra, se levantaron hace muchos
millones de años enormes cadenas
montañosas.


Del fondo de los volcanes escapan
rocas derretidas llamadas lava.












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